viernes, 22 de septiembre de 2017

SOLEDAD DE LA MUJER TRAICIONADA

"Bat Your Eyes, Girl", por Fernanda Suárez.
Cada mañana, ella baja de su auto lujoso. Como una modelo, baja su pierna hacia el asfalto mostrando sus carísimas zapatillas de tacón alto. Ella deja ver sus hermosas piernas bajo la falda que recién ha comprado, tentando al destino para hacerla suya.
Su bolso de diseñador la acompaña, sus hermosos hombros descubiertos llevan las correas sobre ellos. Ahí está ella, caminando con sus tacones de punta, su blusa nueva y sus collares brillantes sobre su pecho. Su cabello recién despuntado se deja volar por la brisa mientras camina, sus pasos son como los de una estrella en el escenario. Lentes de sol para evitar dañar sus bellos ojos sólo la hacen ver más inalcanzable.
Ella llega al edificio donde trabaja. Es toda una triunfadora… Pero por dentro, ella está sola.

Su esposo ha violado su confianza, quien juró amarla la ha traicionado. Por dentro ella llora, culpándose por lo que ha sucedido. Sumida en su deseo de venganza, ella piensa en entregarse a cualquiera, con tal de aliviar el dolor. "A un hombre amable, quizá, -piensa ella- que pueda sentirlo; tal vez a un hombre casado, puede ser; una mujer, no lo sé, quizá ella pueda hacerme olvidar…" Cada hora en el trabajo la hace sentir mal. "Seguro que está con ésa en este momento", piensa ella. Cada mañana siente cómo la engañan.

Su corazón está hecho cenizas, su confianza está rota. Una vez amó a alguien, pero él la ha decepcionado. Le entregó su alma en fuego vivo, esperando que le pudiera corresponder; pero ahora, triste y decepcionada, no puede hallar consuelo por lo que le pasó. Se siente desvalorada, ultrajada y humillada por él, a quien prometió entregar su vida, pero quien no pudo cumplir sus votos ante el altar. Ahora ella vaga como un espíritu por las calles de esta ciudad, deseando encontrar el amor, un amor verdadero que pueda quitarle de encima todo este dolor.

La argolla en su mano ya no significa nada, pues la confianza que merecía yace en el suelo, pisoteada por quien la colocó en su dedo. Él ya no la mira con respeto, mientras ella juró honrarlo y sigue haciéndolo así sin más. Cada noche él regresa de su trabajo, la insulta y la golpea; la desnuda y le hace el amor con la esencia de la amante aún en su piel. Ella sólo llora, pero no trata de dejarlo. Quizá por costumbre, o seguramente por miedo, pero ella no quiere destruir una familia.

Sus amigas la ven diferente, ella misma no se reconoce en el espejo. Nadie sabe dónde quedó esa mujer hermosa, alegre ante la vida, que solía agradar con su presencia en cada fiesta con su esposo. Solía ser una mujer valiente, pero algo muy malo la atemorizó. Ahora, ante su propio reflejo, se siente mal al ver a una persona vencida. Su belleza todavía está ahí, sigue siendo una mujer hermosa, pero no puede comprender cómo él no puede darse cuenta.

A pesar de ser una mujer bella y exitosa, inteligente y sensible, hay algo que él vio en otra, algo que quizá ella no tiene. O tal vez, quizá lo más probable, él estuvo ciego y no quiso ver la maravilla de Dios ante él.

Ella sufre estoicamente los ultrajes, las humillaciones y el martirio; pero ya no más. No. Ya no hay más que pueda aguantar.

Esta noche es diferente, esta noche no es como las demás. Ella se dará un baño para quitarse de encima los sufrimientos del pasado. Unas gotas de perfume en su hermoso pecho la harán sentirse más sensual. Se pondrá sus pulseras y su nuevo vestido que deja muy poco a la imaginación, y con un pronunciado escote invitará al pecado a alguien más. Retirará de su dedo anular el artilugio de su desgracia y en su auto último modelo, bajo el seductor amparo de la noche, se irá a buscar nuevas emociones en la ciudad.
Él llegará a casa solo, y se sentirá abandonado. Lo que él hizo le será retribuido. Sentado y silencioso, con las manos en su cara, sobre el suelo de la alcoba se pondrá a llorar.

Ella ya estará lejos, en los brazos de alguien más. Pronto se entregará a un extraño y se irá a la deriva en el mar de la pasión. Los tacones de punta, como dagas filosas, clavarán su encanto en el corazón de otra persona.
Esta noche, en un cuarto oscuro, se entregará a su lujuria como nunca lo ha hecho. Dejará atrás sus rencores e iniciará una nueva vida. Nada habrá de detenerla, ningún hombre la volverá a esclavizar. Ella es ahora una dama de la noche. Como una vampiresa, nueva sangre probará.