martes, 29 de agosto de 2017

"TERMINATOR 2: EL JUICIO FINAL" (1991) -- UNA OBRA MAESTRA DE CIENCIA FICCIÓN Y ACCIÓN

"Tres mil millones de vidas humanas terminaron el 29 de agosto de 1997. Los sobrevivientes del fuego nuclear llamaron a la guerra 'el día del juicio'. Vivieron sólo para enfrentar una nueva pesadilla: la guerra contra las máquinas."


La primera vez que vi "Terminator 2: El juicio final" fue en 1992 en VHS, cuando tenía seis años. Me pareció la mejor película del mundo, llena de emoción y de suspenso. 25 años después, mi opinión sobre esta película apenas y ha cambiado.

Recuerdo esa tarde en la tienda de videos. Yo no sabía qué película rentar. Además de "Adorable criatura" y "Chucky", mis gustos eran más de películas de peleas ("Kickboxer", "Casta de campeones", "León: Peleador sin ley"…). La sección de infantiles se limitaba a videocasettes de caricaturas que ya pasaban por la televisión y películas de Disney (recuerdo a "La sirenita", "Blanca Nieves" y "La bella durmiente", además de otras que me atormentaron toda mi infancia junto a una pesadilla viviente llamada "hermanita"). Fue entonces cuando mi madre dijo las palabras mágicas: "¿Por qué no escoges ésta (mientras me mostraba el VHS de 'Terminator 2: El juicio final')? Se trata de un robot que parece humano." Esa frase cambió mi vida para siempre.

La película era genialmente buena, llena de explosiones, peleas, escenas de acción perfectamente ejecutadas, giros sorpresivos, acrobacias en motocicletas, frases pegajosas… Todo mezclado en un enorme espectáculo de acción encabezado por un imponente Arnold Schwarzenegger. Además me introdujo a una pesadilla real de la cual yo no había escuchado hasta entonces, resumida en dos palabras: GUERRA NUCLEAR.
Cuando terminaron las dos horas y quince minutos que dura la película (dos de las horas más emocionates que he tenido en la vida) el mundo había cambiado para mí. Mi mente estaba abierta, había descubierto algo más allá de mi percepción infantil. Tenía una mezcla de emociones en mi cabeza (ira, incertidumbre, un poco de miedo y de tristeza…), pero todas se unían formando una sola: felicidad.

Desde esa vez rentaba la película cada vez que podía (una vez por semana, más o menos, aunque la veía dos o tres veces por día rentada), imitaba al exterminador (hice que me cortaran el cabello igual e intentaba vestirme como él)… Sólo unos años después se me ocurrió que no había visto la primera parte, "Terminator" (1984).
Era tanto mi apego al guion de "Terminator 2" que al ver la primera entrega pasé toda la película creyendo que el T-800 era bueno. Sólo cuando vi al endoesqueleto partido a la mitad, arrastrándose, intentando matar a Sarah Connor (digno de una película de horror) entendí que el Terminator (exterminador, como lo tradujeron aquí) era malvado. Pero la segunda parte siguió siendo mi favorita.

TRAMA EN GENERAL:

La trama es simple y por todos conocida: En el año 2029, Skynet (una superinteligencia artificial que ha causado un holocausto nuclear) envía a un T-1000 al pasado para asesinar a John Connor, futuro líder de la resistencia humana, cuando aún era un niño. John Connor, por su parte, envía a otro exterminador al pasado (un reprogramado T-800, similar al de la primera película) para protegerse a sí mismo.
Simple, ¿no? En realidad, no tanto.

Pocas películas han ahondado tanto en la profundidad y complejidad de sus personajes. La trama, por su parte, no se limita a las escenas de acción perfectamente ejecutadas, también (y como toda película trascendental) plantea algunas preguntas filosóficas, como: ¿estamos condenados a autodestruirnos?, ¿hemos confiado tanto en la tecnología al punto de entregarles nuestra propia existencia?, ¿tenemos en realidad tantas armas para extinguirnos como especie sin haber adquirido antes el conocimiento para usarlas, como un niño que juega con el revólver de su padre?

El filme está espectacularmente bien hecho, bajo el mando de un ambicioso James Cameron, quien para esta entrega recibió un presupuesto de poco más de cien millones de dólares. Considerando el bajo costo de la primera película (6.5 millones más o menos), no se podía esperar menos de "Terminator 2: El juicio final". Y, después de ver el resultado, la sentencia es unánime: valió cada millón gastado.


EL PRIMER ACTO

La película abre con un desolado Los Ángeles en el año 2029 D.C., donde la humanidad ha sido devastada por un apocalipsis nuclear. Las ruinas de la ciudad están llenas de autos oxidados y esqueletos. La aparente calma pronto se rompe en una obertura de acción magnífica, llena de explosiones, rayos láser, robots, destrucción, persecuciones… Aquí conocemos al fin al tan nombrado John Connor (Michael Edwards, como el Connor adulto).
Después de los créditos, un exterminador serie 800 modelo 101 (interpretado otra vez por Arnold Schwarzenegger) llega del futuro. Al mismo tiempo, en otra parte de la ciudad llega otro viajero en similares circunstancias. Ambos consiguen ropa y buscan a su objetivo, sólo que esta vez no es Sarah Connor a quien buscan, sino a su hijo, John.
Hasta aquí todo parecido a la primera película, ¿no?
Los dos encuentran al mismo tiempo a su objetivo en un lugar público, y el T-800 otra vez está a punto de dispararle al personaje central (como en la escena de Tech-Noir en "Terminator"). Es en esta escena soberbia (que rápidamente escala a una de las mejores persecuciones que haya visto en mi vida) donde la historia da un giro: el T-800 es ahora el protector, y el otro viajero en el tiempo no es un ser humano, sino un exterminador más avanzado (un T-1000, de metal líquido).
Ambos combaten y el T-800 es superado en fuerza (lo que ya es más que sorprendente), y, después de una persecución en un acueducto donde el T-800 hace un giro de lo más cool con su Winchester 1887 robada (probablemente la mejor escena con una escopeta que se haya mostrado en el cine), el exterminador al fin readquiere a su objetivo y logra dejar atrás al T-1000.

Después de esta escena, John comienza a contarle su historia al T-800. El exterminador, por su parte, es quien explica los eventos del futuro y da detalles sobre su enemigo (similar a lo que hacía Kyle Reese en "Terminator"). Desde este punto, John comienza a verlo como una figura paterna, creando una extraña relación entre un ser humano y una máquina. De aquí comienza "Terminator 2…" a separarse de su predecesora, creando una nueva trama. Si en "Terminator" el conflicto era entre el hombre y la máquina, aquí la máquina y el hombre crean una relación casi simbiótica.

Después de rescatar a Sarah Connor de "Pescadero" (donde ocurre otra de las mejores escenas de acción y efectos especiales), la película baja un poco el ritmo, permitiendo profundizar mejor en las relaciones entre sus personajes.


EL SEGUNDO ACTO

Profundidad de los personajes:

-John y Sarah Connor

Sarah Connor ya no es el objetivo de Skynet. Sabiendo que ella ha sido recluida en el hospital psiquiátrico "Pescadero" (debido a haber intentado destruir Cyberdyne tiempo atrás), Skynet envía al T-1000 a 1995 para asesinar a John Connor, de apenas 10 años.
John Connor, por su parte, ha crecido sabiendo que algún día será el líder mundial más importante. Bajo la tutela de Sarah Connor, ha recibido entrenamiento militar avanzado. Es cuando Sarah es encarcelada que su relación se derrumba. Convencido de que su madre le ha mentido y de que ella es sólo una loca que inventó todo, se vuelve un niño rebelde y problemático. Es entonces que John es puesto en un hogar adoptivo, donde vive con sus padrastros Todd y Janelle Voight.

-John y el T-800

John Connor ha pasado la mayor parte de su infancia entrenando para ser este profetizado líder mundial, por lo que ha carecido de una verdadera relación interpersonal. A excepción de su madre, todo el mundo ha ido y venido, impidiéndole tener una vida normal. Es a través de su interacción con el exterminador que John se las arregla para madurar un poco, pasando de un mocoso soberbio con un cyborg que satisface sus caprichos a una persona un poco más madura (debido a ver cómo el exterminador casi mata a un pobre infeliz que trataba de ayudarlo). Durante el resto del filme, John trata de enseñarle al exterminador (que es una máquina sin sentimientos construida para matar personas) a entender el valor de la vida humana. El exterminador, por su parte (gracias a John Connor), al final aprende a apreciar la existencia, sacrificándose a sí mismo para evitar la muerte de tres mil millones de personas.

-El T-800 y el T-1000

Contrario a la trama de "Terminator" (1984), donde el futuro debía quedarse como se suponía, en "Terminator 2…" los personajes principales tratan de cambiar el futuro. Para evitar el apocalipsis, Sarah, John y el T-800 tratan de destruir a Skynet antes de que sea creado. Pero para que eso suceda, Sarah y John deben dejar sus roles de salvadores y exponerse al aniquilamiento, arriesgando así el futuro de la raza humana.
El T-800, por su parte, ya no es la amenazante máquina asesina de su predecesora. En realidad, en esta película él mismo se ve amenazado por el T-1000, una eficiente máquina homicida capaz de mimetizarse en casi cualquier cosa que copie por contacto físico.
El T-1000, un avanzado prototipo de infiltración, es la cúspide de los modelos creados por Skynet. No sólo parece un ser humano y actúa como uno, tambien puede tomar la apariencia de cualquier persona. Engañosamente imita conductas para atraer a su víctima, mostrando su naturaleza depredadora. Incluso puede disfrazarse de suelo y aparecer detrás de alguien para asesinarlo (una de las mejores escenas en la historia del cine). Y, por si fuera poco, es capaz de crear filosas armas con sus brazos: espadas, ganchos, puntas… Además puede usar métodos de tortura para lograr su fin. Él es, en realidad, el elemento de terror en esta película.

-Miles Dyson

Mención aparte merece Miles Dyson, el director de proyectos especiales de Sistemas Cyberdyne, cuya creación, un revolucionario tipo de microprocesador, a la postre se convertirá en Skynet. Lejos de ser un ingeniero militar enfocado en la destrucción, Dyson es un amoroso padre de familia tratando de crear una computadora para el bien de la humanidad. Es sólo que no conoce los riesgos de crear una supercomputadora capaz de decidir por sí misma, y cómo un invento puede ser corrompido por un gobierno enfocado en la defensa estratégica.
Al encontrarse cara a cara con los efectos su creación (cuando el T-800 muestra su brazo robótico a un asustado Miles y luego le cuenta la historia de los años oscuros), Dyson entiende que debe destruir su proyecto y sacrificar los años de su esfuerzo por una causa mayor. Y lo hace, de hecho, sacrificándose a sí mismo en el proceso, destruyendo así todo rastro de Skynet y evitando la muerte de tres mil millones de seres humanos.

-Sarah Connor y el doctor Silberman

"Sarah ha vivido con el conocimiento de la destrucción del mundo en cierta fecha por tanto tiempo que la atormenta en sus sueños y pesadillas cada noche, y la ha llevado casi al punto de la locura, como pasaría con cualquiera que tuviera qué enfrentar ese conocimiento." James Cameron en el documental "The Making of Terminator 2: Judgment Day" (1991).

Sarah Connor muestra en esta película una de las evoluciones más impresionantes de un personaje jamás llevadas al cine. Lejos de ser esa mujer asustadiza de "Terminator", la Sarah Connor de "Terminator 2…" es un personaje fuerte, temerario, capaz de hacer cualquier cosa por proteger a su hijo. La madre del futuro muestra aquí por qué se convirtió en una leyenda. Pero incluso siendo tan fuerte como un soldado de élite, ella vive bajo la sombra y el temor de un destino inminente.
Sabiendo que el "día del juicio" llegará el 29 de agosto de 1997, está condenada a ver cómo la humanidad casi se extingue. La carga es tan pesada que, tras intentar destruir Cyberdyne por primera vez (antes de que empiece la película), ha sido recluida en el hospital psiquiátrico "Pescadero", bajo la supervisión del doctor Peter Silberman.
La carga emocional es mostrada de manera exquisita cuando Sarah, en el desierto, tiene su pesadilla nuclear. Los efectos de esta escena son terroríficamente buenos y pueden en verdad causar pesadillas (dejando atrás las maquetas de los edificios, que se ven realmente falsas).

Silberman, por otro lado, es el típico doctor sabelotodo. Convencido de que Sarah es una paranoica esquizoide, la mantiene recluida bajo la ayuda de sus dos fieles ayudantes abusivos (un enfermero en especial, llamado Douglas, es un verdadero hijo de perra).
Es sólo después de ver al T-800 lanzar a sus guardias por el aire y luego combatir contra un implacable T-1000 (en una de las mejores escenas de efectos especiales, debo decir) que el docor Silberman, presumiblemente, cree lo que Sarah llevaba diciendo por años.

-Skynet

Es en esta película que se profundiza más sobre el enemigo de la humanidad. Skynet es una superinteligencia artificial creada por Cyberdyne Systems, basándose en un microprocesador creado por Miles Dyson. Ya que es un software, carece de cuerpo físico y, por lo tanto, es casi imposible de destruir.
El origen de la saña contra los humanos ocurre en 1997, sólo 25 días después de ser encendido, y tiene una intención de autodefensa. Después de que Skynet cobra conciencia, los militares intentan desconectarlo, llevándolo a lanzar un ataque nuclear completo contra Rusia, asegurando un contraataque devastador sobre los Estados Unidos, eliminando así a sus enemigos y a la mitad de la población terreste.

Todo se explica de manera concreta en una escena donde el exterminador le cuenta a Sarah Connor el motivo de la guerra nuclear:

"El exterminador:
En tres años, Cyberdyne se convertirá en el más grande proveedor de sistemas computacionales militares. Todos los bombarderos Stealth son mejorados con computadoras Cyberdyne, volviéndose completamente no tripulados. Después, vuelan con un registro operacional perfecto. La carta de fundación de Skynet es aprobada, el sistema entra en línea el 4 de agosto de 1997, las decisiones humanas son separadas de la defensa estratégica. Skynet comienza a aprender a un ritmo geométrico. Se vuelve consciente de sí mismo a las 2:40 de la madrugada, hora del este, el 29 de agosto. En pánico, tratan de desconectarlo.

Sarah:
Skynet se defiende.

El exterminador:
Sí, lanza sus misiles contra los objetivos en Rusia.

John:
¿Por qué ataca a Rusia, no son nuestros amigos ahora?

El exterminador:
Porque Skynet sabe que el contraataque ruso eliminará a sus enemigos aquí."


EL TERCER ACTO

El tercer acto de la película es quizá el mejor de los tres actos, y tiene algunas de las escenas más recordadas en el cine. No voy a profundizar en detalles para no arruinar la sorpresa para quienes no la han visto, y si estás leyendo esto y no has visto "Terminator 2", deja todo lo que estés haciendo y vela ya.

ATMÓSFERA DE LA PELÍCULA

La atmósfera de esta película se vuelve tensa cuando uno de los pilares de la sociedad, la policía, es corrompido al igual que en la anterior (en este caso por el T-1000), dejando a los personajes abandonados en la sociedad. Y la ciudad, en sí misma, parece carecer de humanidad, llevándonos a preguntar si en realidad vale la pena salvarla. Mucha de la acción se desenvuelve de noche, iluminada por una luz azul, volviéndola sombría y surrealista.

Entonces, si la atmósfera de "Terminator 2: El juicio final" es tan pesimista (doctores llenos de soberbia, guardias abusando de su autoridad, gente iniciando peleas en bares sin razón alguna…), ¿por qué, al terminar la película, alguien quedaría con algún rastro de felicidad (ya no digamos que terminaría deprimido)? Bueno… En realidad hay varias razones.

Para empezar, el T-800, el personaje principal de la película (se puede discutir sobre quién es el más importante, pero no lo haré por razones de espacio) es una irrazonable máquina sin emociones. Es únicamente tras su convivencia con el joven John Connor que el exterminador comienza a comprender la naturaleza humana. Al final, el T-800 parece comprender que cada persona es importante y entiende que los seres humanos sienten, por lo que pueden ser dañados o incluso sanar a otros por medio de sus emociones.

Sarah Connor, por otro lado, después de decidir cambiar el destino de la guerra asesinando a Miles Dyson (convirtiéndose así en el verdadero exterminador, tratando de cambiar el futuro asesinando al creador de su enemigo), cambia su mentalidad y evita matarlo a sangre fría frente a su familia. En lugar de eso, ella, John, el T-800 y el mismo Miles Dyson se dirigen a Cyberdyne para destruir el el prototipo de supercomputadora sin dañar a un ser humano.
Aquí surgen dos de las preguntas filosóficas más importantes: ¿es correcto matar a un ser humano para salvar a muchos (sacrificar a uno por la mayoría)?; y, de hecho, ¿qué tan ético sería ejecutar a Miles Dyson? Él no ha cometido crimen alguno y, por lo menos hasta este punto, aún no ha creado a Skynet. ¿Se puede asesinar a alguien inocente por algo que no ha hecho? Es simplemente algo para reflexionar.

John, por su parte, es quien da humanidad al T-800 y a Sarah. Tras presenciar cómo el exterminador casi mata a un atleta (que trataba de ayudarlo después de una rabieta), él le ordena no asesinar a ninguna persona. Y de hecho tiene qué evitar luego en la película que su madre asesine a Miles Dyson. El T-800 cumple su promesa y durante todo el filme evita asesinar a algún ser humano.
Aquí hay un cambio interesante para una película de acción:
La mayoría de las películas de los 90 (al menos todas las que recuerdo) se llenan de cadáveres, con el héroe de la película asesinando a diestra y siniestra con cuanta arma encuentra. Pero aquí (y contrario a su predecesora) el personaje principal evita matar a alguien. Incluso antes de que John Connor le ordene no asesinar, el T-800 ya carece de una cuenta de cadáveres. No se puede decir lo mismo del T-1000, que asesina indiscriminadamente a transeúntes y personas a las que imita.
Para el clímax, la audiencia realmente llega a sentir empatía por alguien que siete años antes era el villano absoluto. Incluso cuando el T-800 baja al acero derretido para evitar que sea usado para crear a Skynet, la emoción generada es de tristeza. Es un final agridulce pero definitivo. Al fin todo ha acabado.

Así que entre el pesimismo de una humanidad condenada a autodestruirse, una luz de esperanza brilla a lo lejos. Ya sea a través de el amor de una madre por su hijo (con John y Sarah dejando atrás sus diferencias), la amistad de ser compañeros de lucha (Sarah Connor y Enrique Salceda) o el sacrificio propio para evitar una calamidad (Miles Dyson inmolándose y el exterminador bajando a la cuba de metal fundido), todo el mundo puede hacer la diferencia y cambiar para bien. Al final, "si una máquina pudo aprender el valor de la vida humana, tal vez también nosotros podamos."


De una película de bajo presupuesto que tal vez ganaría algunos dólares a una de las mejores películas de ciencia ficción y acción que jamás se hayan hecho, hasta llegar a una de las franquicias más redituables (lentamente echada a perder por "La rebelión de las máquinas", "Salvación" y "Génesis"), "Terminator 2: El juicio final" ha sobrevivido la prueba del tiempo.

Así que ahora, 25 años después de haberla visto por primera vez, puedo decir que "Terminator 2: El juicio final" es, por decir lo menos, una obra maestra. Si algo he logrado durante todo este tiempo (y después de verla más de 1,000 veces) es apreciarla más. No lo dudes, si puedes comprarla, hazlo, no te arrepentirás.


Esta semana se estrena "Terminator 2: El juicio final 3D" en varios países (el viernes se estrenó en Canadá y hoy es la fecha oficial para EEUU y Reino Unido, entre otros). Desgraciadamente, México no se encuentra en la lista de fechas confirmadas, pero hay qué mantener la esperanza de que pronto decidan distribuirla en nuestro país. A final de cuentas, "el futuro no está escrito, no hay destino excepto el que nosotros hacemos".


"Ultimadamente, la cinta se trata del valor de la vida humana: no importa qué tan insignificante puedas parecer para otros o incluso para ti mismo, tu existencia individual puede tener gran valor en el futuro." - James Cameron

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