lunes, 28 de agosto de 2017

SOY UN HOMBRE SOLITARIO

    Soy un hombre solitario. Durante mucho tiempo he buscado a esa alma gemela que me complemente para unirnos, pero ella nunca llega. Mujeres han ido y venido a través de los años, pero nunca algo sincero. Siempre esa misma historia de infidelidad.

    A veces vago por las calles en la noche, la luz cálida de la ciudad me cubre temperadamente. Veo caras felices y parejas que caminan, sonrisas fútiles que jamás volveré a ver; y en medio de todos, yo, solo.

    Me doy cuenta de lo que hice mal. He entregado mi vida y mi amor a personas que no lo merecían; entregué mi confianza embriagado en la hermosura de unas curvas sin pedir algo a cambio, y lo único que obtuve fue decepción. Ahora veo a la distancia cada atardecer, esperando que algún ángel se acerque del horizonte para llevarme a mi paraíso perdido.

    Ya no soy un hombre joven, treinta años de vida pesan en mí, pero he arruinado todas las oportunidades que tenía por causa de esta depresión. ¿De qué soy dueño? Sólo de una vida desperdiciada.

    Me he dado por vencido. Solía caminar por la ciudad pensando que ese podría ser el día en que conociera a la mujer que he esperado; una sola mirada, un encuentro fortuito, algo que pasara para que nuestras existencias se cruzaran. Ahora vago solo por el mundo sabiendo que eso no pasará, pero como un tonto sigo esperando que suceda. Cada mujer que veo forma una fantasía breve en mí, donde nos encontramos. Pero es sólo eso: una simple fantasía.
   
    No puedo ocultar las cicatrices en mi alma. La soledad en mí se muestra en cada conversación. Desesperado, me he envuelto en escenarios de los que ahora me arrepiento. El erotismo en exceso, el deseo sensual se ha vuelto algunas veces algo oscuro. He actuado erráticamente en muchas ocasiones, pero no creo ser una mala persona, es sólo que estoy equivocado. Más que un monstruo, soy un hombre herido.

    En mis fantasías, a veces camino por las calles y nos encontramos; dos extraños unidos por un instante, perdidos en la mirada del otro. Sé que es sólo una ilusión, algo que no pasará; pero no puedo sacarlo de mi mente. Sólo puedo perder en el juego del amor.

    Cada mujer que veo es un milagro para mí, un milagro que quizá no merezco; pero no busco una pareja para toda la vida, pues sé que jamás la encontraré; sólo a alguien a quién escuchar, que me permita ver las cicatrices en su corazón y que sane las heridas de mi alma con un beso. Aun si pasamos sólo unas horas en un romance, estaremos siempre en la memoria del otro. ¿Qué importa si sólo estamos juntos una noche, si esa es la mejor noche de nuestras vidas?

    Son sólo pensamientos que me asaltan de vez en cuándo, mientras la vida se va y me deja solo. Pero sé que no soy el único, hay muchos corazones solitarios en el mundo; vagando por las calles de la ciudad, fantaseando por el bulevar de sueños rotos y promesas no cumplidas; cada uno con una tragedia qué contar.


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